El pasado viernes tuvo lugar una jornada más del ciclo de eventos de Las Noches de La Sagra en Esquivias. Nada más llegar, ya se podía percibir el buen ambiente y las ganas de pasárselo bien que los asistentes traían consigo. Y es que, tras un largo parón de espectáculos y conciertos debido a la pandemia, por fin podemos disfrutar de conciertos al aire libre. Todo bajo los más estrictos protocolos de seguridad, guardando la distancia, con asientos para cada uno de los asistentes y llevando la mascarilla en todo momento.

El primero en salir fue Guiu Cortés, también conocido como El niño de la hipoteca. Sin más compañía que la de su guitarra, hizo bailar y cantar al público, además de provocar alguna que otra carcajada con sus ingeniosos y cómicos comentarios. Logró meterse en el bolsillo a todos los asistentes y más de uno salió de allí tarareando algunas de sus canciones.

El público estaba muy animado después de la primera actuación.

Y llegó el turno de Mr. Kilombo. Al igual que su colega Guiu, acompañado tan solo con su guitarra, nos dio a todos una lección magistral sobre cómo un concierto celebrado durante una pandemia y con los asistentes sentados, puede todavía hacernos vibrar y llenar de energía el escenario. Una corriente de energía que fluía desde del escenario a los espectadores, y desde allí, volvía a ser recibida por el artista. Era una sinergia de sensaciones que convirtió en momentos mágicos algunas de sus canciones.

Y llegó el broche de oro. Guiu se subió con Mr. Kilombo al escenario y formaron un dueto en el que sus voces, desparpajo y su energía encajaron perfectamente. El público lo recibió con entusiasmo y se desató entre ovaciones y aplausos.

Tan intenso fue, que el público no quedó satisfecho y pidió más. Y más tuvieron.

Después de más de 2 horas de conciertos, llegó el indeseado final. Los asistentes despejaron el recinto de manera ordenada y esperando con ilusión la próxima vez.

Porque esto no ha acabado aquí, habrá más.

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