Según datos oficiales del mes de septiembre de 2020, en pueblos de la comarca como Yuncos, Numancia de la Sagra o Mocejón nos encontramos con tasas de desempleo cercanas al 25%. La situación mejora algo en municipios más poblados y con más movimiento económico como Illescas o Seseña, que aún así rondan el 20% de paro, muy por encima del 16,2% nacional, ya de por sí una mala cifra. El paro juvenil es además un problema gigantesco, con una juventud que se ha incorporado a la formación laboral y al mercado de trabajo, entre dos crisis muy graves con sólo una década de diferencia. La pandemia ha destruido muchas oportunidades de empleo, sobre todo en sectores como la hostelería o el ocio que van a seguir sufriendo a corto plazo, mostrando un panorama muy complicado para miles de familias en La Sagra. A pesar de tener que lidiar con la precariedad del entorno, uno/a no puede desesperar y normalizar el vivir con el agua al cuello, por lo que toca preguntarse: ¿qué puedo hacer yo para mejorar mis condiciones de vida?.
«Existen muchas personas con estudios o experiencia laboral, con FP, grados medios o universitarios, que no encuentran trabajo ya que se forman en oficios que no están siendo demandados y en los que hay mucha competencia, es hora de la que la gente se forme en los oficios que tienen muchas salidas». Consuelo Cruz es directora de Pavoni, un centro de formación profesional acreditado por la Junta de Castilla la Mancha que se sitúa en Ugena. En este espacio se forma a personas de toda Castilla-La Mancha en las áreas laborales que ofrecen más ofertas como el gas, calefacción, climatización, electricidad, soldadura, energías renovables, etc. «Faltan muchos técnicos/as en el mercado, y te puedo decir que tomando como ejemplo nuestros cursos de soldadura, prácticamente el 100% de los alumnos acaban trabajando en una empresa tras sacarse el certificado», nos cuenta Consuelo. Cuando acabas uno de los cursos de Pavoni obtienes un certificado oficial y realizando las formaciones completas, que suelen durar en torno a 840 horas (más las prácticas obligatorias cursadas en una empresa), consigues titulaciones al mismo nivel de un grado medio o superior, en sólo seis meses y de forma totalmente gratuita. «Nuestro centro tiene muchas ventajas. Todos nuestros/as profesores/as han trabajado mucho tiempo en los campos que enseñan. También tenemos más recursos económicos que las FP, el primer día del curso se te da tu propio equipo y materiales para aprender todo lo necesario», afirma la directora.
Pavoni tiene una experiencia de más de 15 años en la zona manteniendo siempre una misma filosofía, utilizar la formación laboral como instrumento en la lucha contra la exclusión. El centro es a su vez una fundación y, por tanto, no tiene objetivos económicos de por medio, sino que dedica todos sus recursos y financiación institucional en generar oportunidades de trabajo (y mejoras en las condiciones de vida) que estrechen la brecha social. Para conseguir esto, la mayoría de cursos no exigen ni titulaciones académicas previas ni experiencia alguna en la materia de formación, y se realizan teniendo en cuenta a grupos sensibles como desempleados/as o menores de 30. «En nuestros cursos siempre empezamos totalmente de cero. Los alumnos se sorprenden mucho de sí mismos, de todo lo que pueden ser capaces de hacer en pocas semanas. Esto no quiere decir que formarse con Pavoni sea un paseo, se necesita mucha motivación y esfuerzo, pero el resultado es muy bueno, casi todos los alumnos que completan los cursos salen con un empleo de calidad», asegura Consuelo.

Desde Pavoni informan que las empresas del metal y la energía tienen mucho interés en la contratación de jóvenes cualificados/as, siendo este tipo de formaciones una vía de estabilidad económica e independencia muy útil para una juventud que va enlazando contratos temporales y precarios. Sin embargo, no solo éstos mejoran sus perspectivas laborales, ya que en Pavoni tienen casos de personas de más de 60 años que consiguen su certificado y se incorporan sin problema a un mercado laboral al que ya no tenían esperanza de acceder en el resto de su vida. Un caso peculiar es también el de Amal: «Cuando me apunté al curso claro que lo hacía para trabajar, pero normalmente cogen a chicos jóvenes y sinceramente creía que iba a ser la última persona a la que contratarían», relata la alumna de 40 años de origen marroquí y madre de 7 hijos, que tras terminar el curso de electricidad ya tiene un puesto de técnica electricista asegurado en la empresa con la que realizó las prácticas. «La mayor dificultad que tenemos es luchar contra las ideas preconcebidas que existen desde hace muchos años. La gente está muy desilusionada, creen que a lo máximo que se puede optar es a un puesto en ‘Telepizza’ o ‘Amazon’, y nosotros estamos aquí para mostrar un poco de ilusión y esperanza, que con oportunidades como las que ofrecemos y fe en un uno mismo, se pueden conseguir muchas cosas por difíciles que creamos que sean», concluye Consuelo.
Podéis conocer toda la información del centro y consultar los cursos en su página web: http://pavoni.es/