Hoy es 12 de agosto, Día Internacional de la Juventud, como otro año más, bueno como otro más no; este año echo la vista atrás y observo y analizo el porqué es necesario reconocer un día al año a la juventud. Pienso en cuando comencé a cambiar y a sentirme parte del colectivo joven, y hablo desde un punto de vista subjetivo al tratar este tema, recuerdo con apenas 14 años escuché hablar de un sitio en mi pueblo (Numancia de la Sagra) en el que se había inaugurado un espacio para la juventud, un centro de información juvenil, un sitio donde gente de mi edad podría ir a expresarse, proponer, aprender y conocer, conocer y expandirse más allá de lo que un instituto podría ofrecer a un joven de “pueblo”. 

Es cierto que es el primer paso es el que asusta, en mis propias carnes viví ese miedo cuando al entrar por primera vez en ese lugar no sabía lo que me iba a encontrar, conocí gente mayor que yo (3 o 4 años de diferencia) que decían ser una asociación, con el paso del tiempo fueron dejando de hacer cosas para atender sus vidas privadas, pero con aún así aprendí algo muy importante de ellos que sigo llevando como bandera; la camaradería, la fuerza del grupo.

Al volver un verano sobre el año 2013, tendría 17 años, me encontré en el Centro Joven un grupo de personas que se parecían mucho a mí, hablo de aficiones “freak”, con los que me sentí como un igual y gracias a mi experiencia con la otra asociación y al informador juvenil que nos apoyó durante el proceso decidir hacer de esa amistad un asociación con la que poder ofrecer a otra gente “freak” la oportunidad de acercarse y conocer otros iguales. A través de este tiempo que pasé siendo parte de la asociación fui aprendiendo diferentes valores como la paciencia, la tolerancia, la empatía y el respeto.

Así llegamos a 2017, un año difícil en el que tras ser rechazado dos veces de lo que quería estudiar no sabía que podía hacer con mi vida, y pensé en quién me podría ayudar a orientarme o por lo menos sentirme distraído durante el año que me venía encima, al ir al Centro Joven el informador juvenil me confío la responsabilidad de ser el monitor del grupo de intercambio juvenil que se iba a realizar ese año, con dudas acepté sabiendo que tendría un apoyo siempre que lo necesitara, gracias a esta experiencia de “hacerme cargo” de un grupo de jóvenes observé que igual que me sentía perdido había muchos y muchas jóvenes a los que veía en otras etapas de mi reciente crecimiento, por ello comprendí que es necesario un lugar donde se sientan cómodos, un sitio donde expresarse, proponer, aprender y conocer, conocer y expandirse más allá de lo que un instituto podría ofrecer a un joven de “pueblo”.

Tras esta revelación decidí que si alguien había conseguido guiar a aquel niño/púber sin amigos hacia una vida en la que podía sentir por otras personas y quería luchar por los y las jóvenes decidí que ese año no continuaría mis estudios por la rama informática y me dedicaría a una rama social, por ello decidí hacer una especie de metamorfosis en la que transformase a un joven perdido en un adulto con ideas claras. 

Escribo esto dos años y medio después reflexionando de hasta donde he conseguido llegar, viendo la cantidad de sacrificios y pasos que he dado hasta llegar a donde estoy, un auténtico informador juvenil; pero nunca solo, siempre apoyado por aquellas personas que realmente se preocuparon por mi en su momento, durante este proceso he hecho grandes amistades y compañeros con los que día a día luchamos por una juventud libre, empoderada y unida.

A día de hoy siendo informador juvenil me doy cuenta que ello ahora más que nunca, por la situación que nos ha tocado con el COVID19 hay que apoyar los Centros, Puntos, Espacios para la Juventud que ayudan a crecer a quienes hoy se dedica este 12 de Agosto Día Internacional de la Juventud.

Agradezco mucho que hayas llegado hasta aquí, por ello te dejaré la frase que siempre digo a algún amigo o amiga mío o incluso a mi hermano cuando se sienten sin fuerzas para seguir adelante: ¡Transformemos juntos!