Un Futuro Arcoíris

Artículo escrito por María Díaz Durillo

Un Punto Arcoíris, como el que abrió la asociación Alhmares el pasado miércoles en Numancia de La Sagra, es un espacio de encuentro seguro para personas que están aprendiendo sobre su identidad y orientación sexual o afectiva. Están invitadas tanto las personas que están explorando sus opciones vitales en primera persona, como aquellas que desean aprender más sobre estos temas por simple curiosidad, vinculación personal o profesional.

Este Punto Arcoíris estaba especialmente orientado a los chicos y chicas de la localidad, jóvenes y adolescentes y se celebraba en las instalaciones del Centro de Información Juvenil (CIJ) municipal. Para muchos chicos y chicas de un pueblo de unos 5.000 habitantes como Numancia tener este espacio seguro donde preguntar, entender y compartir experiencias sin miedo al juicio y al “qué dirán” es tan valioso como encontrar la olla llena de oro que dicen que está al final del arcoíris.

Los pueblos, donde tanto nos gusta vivir, no siempre tratan bien al que es un poco diferente de lo habitual, al que siente o vive un poco fuera de la norma social tradicional, se empareja con alguien de su propio sexo o expresa su identidad de género de manera no normativa. Por eso, para crear espacios de normalización de todas las opciones de vida, se crean estos espacios de encuentro: los Puntos Arcoíris.

Por encima de cualquier otra cosa, un Punto Arcoíris es un lugar seguro donde poder expresarse sin esa mirada de juicio, tipo “vieja del visillo”, cayendo sobre ti; por eso es tan grave lo que pasó la semana pasada en el Centro Juvenil de Numancia, cuando varias personas adultas, con la excusa de la participación en el Punto Arcoíris, arrojaron esta mirada de juicio y castigo sobre los chicos y chicas que allí se habían reunido para charlar de sus cosas, resolver dudas de sus propias opciones vitales y a largo plazo construir mientras tanto una sociedad más justa y cívica para todas.

Las personas que, con la expresión de sus ideas, impidieron el normal y previsto desarrollo de la actividad del Punto Arcoíris tienen derecho a sus opiniones, como ellas mismas trajeron a lo largo de sus intervenciones. Pero hablamos de otra cosa, no de expresión de ideas, cuando esas opiniones son vertidas por adultos/as hacia jóvenes y adolescentes cuestionando el derecho que estos y estas tienen a elegir sus propias opciones de vida en la medida que crean conveniente. Tener una pareja de tu mismo sexo o género es tu derecho; decidir sobre las criaturas que quieres traer o no al mundo es tu derecho; cómo vestir y expresar tu identidad es tu derecho. En este caso concreto los derechos de los chicos y chicas del Punto Arcoíris se vieron cuestionados por las opiniones y juicios de valor de estos vecinos y vecinas adultos que estuvieron completamente fuera de lugar. La opinión (no solicitada) de los vecinos y vecinas adultos que participaron en la actividad cuestionó la libertad de las adolescentes y jóvenes allí convocadas y fue un ataque directo a sus opciones y decisiones de vida. Sus intervenciones, además, impidieron la participación del resto de personas convocadas y dieron lugar a la finalización de la actividad antes de lo previsto.

Queridos vecinos y vecinas opinadores que estuvisteis la semana pasada en el CIJ de Numancia, entre los que se encuentran gente que admiro, quiero y respeto, con todo el cariño del que soy capaz quiero deciros una cosa: así no es. Si necesitáis expresar vuestra opinión aprended de los chicos y chicas del Punto Arcoíris y organizad vuestros propios espacios, pero no aprovechéis el espacio seguro creado por jóvenes y adolescentes del pueblo para sembrar odio y crueldad. Si venís, venid a escuchar y aprender de las experiencias de vida de este colectivo, que dan para mucho crecimiento personal.

Queridas vecinas y vecinos opinadoras, tenéis derecho a vuestras ideas y opiniones, ¡solo faltaría! Y si opináis que el Punto Arcoíris está mal, es vuestra elección. A lo que no tenéis derecho ninguno es a impedir que los y las jóvenes de Numancia se junten y hablen sobre sus problemas y sus vidas ¡solo faltaría! En este caso, por encima de vuestra opinión están los derechos de estos chicos y chicas a elegir en libertad qué tipo de vida quieren para si mismos/as; y también su derecho a reunirse, asociarse y fomentar entre sus iguales la cultura de paz, libertad, convivencia y respeto que necesitamos para ser mejores como personas y sociedad.

Queridas vecinas y vecinos adultas y opinadoras, sugiero también (si me aceptáis el consejo) que aprendáis de las personas jóvenes y adolescentes del pueblo porque, a pesar de lo que parece que vosotras estáis intentando, la sociedad de paz, justicia, libertad y responsabilidad que promueve la muchachada es lo que se viene. Aunque a vosotras no os guste u opinéis lo contrario, como es vuestro derecho, la muchachada del Punto Arcoíris es el futuro brillante que seremos y que estamos siendo ya. Bajo mi punto de vista, queridas vecinas adultas opinadoras, actitudes como las que impidieron la semana pasada el encuentro del Punto Arcoíris de Alhmares, son solamente vestigios de un pasado en blanco y negro que estamos deseando dejar atrás; porque lo que la mayoría de nosotras queremos y estamos construyendo es un Presente y un Futuro Arcoíris.

María Díaz Durillo

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