Por: Guillermo Domingo y Alejandro Muñoz
Estamos en un momento histórico en el que este problema está a la orden del día. No hay jornada en la que no se recuerde en la televisión, la radio, las redes sociales, las conversaciones e incluso en los anuncios publicitarios. Aún así, siempre tenemos la duda de si es suficiente lo que hacemos o de si de verdad importa que aportemos nuestro granito de arena mientras que las grandes superficies y los gobiernos no hacen nada por solucionarlo.
La situación es de clara desventaja, el tiempo juega en nuestra contra y ya estamos observando muchos problemas generados por el cambio climático que, muchas veces, son imposibles de solucionar, como desastres naturales, enfermedades nuevas, situaciones climatológicas nunca vistas, ecosistemas vitales en crisis… Las acciones que se pueden realizar para tratar de invertir nuestra situación son innumerables pero dada la situación de la que partimos y que no todo el mundo está en sintonía con este pensamiento, todo parece que resulta insuficiente para lograr ningún progreso. Sin embargo, os vamos a contar algunas medidas y acciones que se están llevando a cabo, tanto en nuestro país como en Europa, que nos pueden hacer mirar al futuro con una visión…¿más optimista?

Todos y todas habremos oído sobre la conferencia de la Cumbre del Clima, la COP25, la última en 2019, organizada en España, celebrada en Madrid y Presidida por Chile, en la que, por cierto, participó un numeroso grupo de La Sagra que había realizado el campamento de verano «Bicicletea», aunque eso es otra historia. Volvamos a lo nuestro, ¿qué es la COP?, ¿cuáles son sus objetivos? La COP es la Conferencia de las Partes de la Convención de Naciones Unidas (COP, siglas en inglés), para frenar el cambio climático y proporcionar medidas sobre el clima. Es el organismo de decisión en la que pueden participar las Partes de la Convención. Actualmente participan delegados de gobiernos de 197 países. Representantes de empresas, organizaciones internacionales, grupos de interés y asociaciones actúan como observadores.
Además, también tenemos que nombrar las conferencias internacionales en las que se estudia esta problemática y la manera de abordarla. Entre ellas, se encuentra el Protocolo de Kioto, firmado en 1997, mediante el que se adoptó como objetivo la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero en un 5%, como mínimo, en un primer periodo comprendido entre 2008 y 2012. De los 37 países que firmaron este acuerdo, 28 países cumplieron el acuerdo e incluso redujeron sus emisiones hasta en un 24%. Los 9 países restantes, entre ellos España, no llegaron al objetivo. Además, cabría destacar que no participaron países como EE.UU y Canadá, que no contentos con ello, aumentaron desde sus emisiones notablemente.

Aún con estas medidas, a nivel internacional se han aumentado hasta ahora un 50% de las emisiones totales y de 22 a 36 miles de millones de toneladas de CO2. Todo ello, ha dado como resultado algunos de los efectos irreversibles del cambio climático, como el deshielo del Ártico o la situación crítica de algunos ecosistemas vitales.
El objetivo principal del Acuerdo de París en 2015, adoptado en la COP21 celebrada en la misma ciudad, es evitar un aumento de la temperatura global en 2º, comenzando desde 2020. Otro objetivo importante es adaptar la vida de cada país a la situación climática actual y que está por venir, lo cual debe ser planificado con la precisa anterioridad. El acuerdo al que se llegó en la COP25, en Madrid, fue concretar la hoja de ruta a seguir tras la convención de París, es decir, seguir evitando el aumento de la temperatura global y la reducción de emisiones globales de gases de efecto invernadero un 50% en 2030.
Todos estos objetivos que quisieron llegar a conseguir en el Protocolo de Kioto resultan francamente insuficientes si se fijan unas condiciones de reducción de emisiones a 37 países ricos, sin la participación de China y EE.UU., que suman más del 50% de las emisiones contaminantes de todo el mundo. Y también seguirá pasando con el objetivo de evitar la temperatura global sin el compromiso de estos países.

De nuevo se firman unos acuerdos desde estas convenciones muy difusos y que fía a la buena fe las naciones firmantes el logro de este objetivo. ¿Quizá sean las instituciones las que fallan al resolver estos desafíos de la gobernanza global? ¿o son los gobernantes y los representantes de los acuerdos, los agentes que propician la reacción necesaria? En mi opinión, no. Por ejemplo, EE.UU. no firmó el acuerdo ante el Protocolo de Kioto y esto no fue la causa por la que las emisiones de este país fueran satisfactorias.
Entonces, ¿son las empresas encargadas de reducir la temperatura global y la reducción de emisiones, imponiendo unas medidas en contra del cambio climático? En referencia a la COP25, entre los patrocinadores se encontraron dos de las diez empresas que más gases de efecto invernadero emitieron en 2018 en España, Endesa e Iberdrola. Y esto podemos entenderlo como un lavado de imagen verde (greenwashing), una imagen positiva ante la concienciación medioambiental, aunque sus actuaciones no estén a la altura.
¿Moraleja? No depositemos toda la confianza en estos Estados representantes en las conferencias. Los/as encargados/as de mitigar los efectos del cambio climático somos nosotros/as mismos/as con nuestras acciones, desde el reciclaje hasta el voto que depositamos en una urna. No dejemos que los gobiernos y las empresas impongas unos muros a una biosfera que no ocupa frontera alguna.
Si has llegado hasta aquí es que te gusta y te interesa el trabajo que hacemos. Aunque LVS es gratuita hacerla no es gratis, por eso, te animamos a que te suscribas a nuestra revista por 1€ al mes y que nos ayudes a difundirla compartiendo los artículos con tus contactos. De esta forma ayudarás a que el talento sagreño pueda crear valor en nuestro propio territorio.

