La Sagra es una comarca cuanto menos singular. En medio de una huida en masa de los pueblos a las ciudades, la región ve como la mayoría de los municipios revalorizan su terreno al alza a la par que el despoblamiento sigue su curso en la provincia de Toledo. El crecimiento de toda la periferia de Madrid y la aparición de varios centros de logística y de almacenaje han sido factores clave para un crecimiento demográfico vertiginoso. Según datos del INE, la población de La Sagra ha crecido prácticamente un 20% en 10 años. Sin embargo, este crecimiento viene siendo exponencial desde hace mucho más tiempo.
La Sagra es un territorio muy dinámico en cuanto a población, con un gran porcentaje de personas que vienen de otras comunidades de España (especialmente de Madrid) y del extranjero. Uno de estos ejemplos es Numancia de La Sagra, un pueblo de cerca de 5000 habitantes que se ha ido transformando con el paso de los años. Para poder aterrizar los datos a historias reales nos hemos desplazado hasta este municipio para hablar con un matrimonio que lleva más de 50 años viviendo en él, Casilda y Manolo.
Es curioso como solo un 15 % de la población ha nacido en el propio pueblo. Esta migración masiva que comienza en los años 90 fue un hecho totalmente transformador para el pueblo, que de repente veía como su municipio pasaba de unos pocos habitantes locales que se conocían todos entre sí, a miles de personas que no tenían ninguna relación con el territorio: «Yo siempre he tenido relación con mucha gente del pueblo que han llegado de muchos sitios diferentes. Sin embargo aquí viven muchas personas que se pasan todo el día trabajando. Solo vienen a dormir y se vuelven al trabajo, no se les ve el pelo», afirma Casilda.

La pareja viene de Extremadura, aunque antes de establecerse en La Sagra tomaron diferentes caminos. Casilda llegó a Madrid para trabajar en servicios de limpieza y Manolo años atrás estaba trabajando en un taller del País Vasco. Animado Manolo por un primo suyo que se instaló en la comarca toledana, el matrimonio se mudó a Numancia de La Sagra sin conocer nada de la zona anteriormente con la promesa de un empleo en Yuncos. «Los 400 metros de la parcela nos costaron cerca de 200.000 pesetas. Gracias a un empleo fijo y un préstamo pudimos construirnos una casa que ahora cuesta muchísimo más». Varias viviendas de un tamaño similar están actualmente tasadas con un precio cercano a los 300.000 euros. Según Manolo, hace cincuenta años en la zona había mucho trabajo, poniendo de ejemplo las decenas talleres de muebles que existían en Yuncos por entonces. Ahora no ve muy claro el futuro laboral para los/as jóvenes: «Para un trabajo en el que antes se necesitaban cuatro personas ahora con la maquinaria moderna se necesita la mitad, y eso hace que mucha gente esté sin trabajo ahora. Yo con 16 años estaba trabajando ya, y ahora personas muchos chicos/as de más de 20 años están totalmente parados, no porque no quieran trabajar sino porque no hay». Conforme a datos del Ministerio la tasa de paro juvenil en La Sagra ronda el 34%.

Sin embargo, no todo está perdido. Manolo cree que los pueblos se han olvidado de la agricultura y la tierra. Cuenta que, sin contacto con la naturaleza, es muy difícil sobrevivir dignamente. Hemos podido observar en tiempos de pandemia cuan fácil se puede alterar el acceso a recursos básicos como los alimentos en cuestión de días. Y aquí es donde el emprendimiento y la juventud pueden entrar en juego, recuperar el tiempo perdido y acceder al campo de nuevo.
El matrimonio coincide en muchas de las sensaciones que les evoca su hogar una vez echan la vista atrás. Es verdad que echan de menos la sensación de vivir en un pueblo en el que te parabas a charlar con casi todos/as los/as vecinos/as que te encontrabas por la calle, y un tiempo en el que el respeto por los/as mayores y la convivencia era algo más sencilla y simple. Pero defienden que estas cosas son nada comparadas a todas las ventajas que les ha traído la modernidad, por lo que se sienten muy afortunados/as y agradecidos/as: «Vivir aquí es estar en un hotel de 10 estrellas. Antes había mucha miseria y ahora tengo todo lo que antes no tenía».



Fuente: Diputación de Toledo
El artículo está muy bien, pero yo hubiera escogido Yuncos no Numancia ni punto de comparación en crecimiento de personas y negocios y infraestructuras.
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