El frío no se puede pintar, pero sí es posible representar algo que nos haga reconocerlo en una imagen. Una estalactita, un paisaje nevado, un cubo de hielo, por ejemplo. Este tipo de arte que representa figuras reconocibles se conoce como «arte figurativo». Y es dentro de este estilo, más concretamente en el «arte figurativo realista», en el que se reconoce Christian Mora, joven de la localidad vecina de Añover de Tajo, aunque es más conocido por su nombre artístico: Chrisoulart.
En su taller, en el que ha diseñado hasta los muebles, las paredes están decoradas con muchas de sus obras. Nos confiesa que se ha negado a vender algunas de ellas por los propuestas económicas irrisorias que le ofrecían. Y es que Christian no tiene una dilatada experiencia de decenas de años como artista, pero sí que ha puesto todos sus esfuerzos en mejorar y trabajar concienzudamente día tras días desde una tarde lluviosa de 2017. Reconoce que entonces, cuando se plantó delante de un papel en blanco dispuesto a dibujar una cara mitad león y mitad calavera, comenzó su nueva vida y decidió cambiar el mal momento que atravesaba, relacionado éste con una enfermedad mental en la que hace hincapié en varias ocasiones, y que le afectaba emocionalmente para la creación. De hecho, asume que esto afectó en lo que transmitía a través de sus primeras obras, en las que, dice Christian, «había mucha tristeza y mucho dolor.»
A lo largo de 2018, cuando «el papel se me quedaba pequeño», saltó al gran formato: el mural. Dio vida, en una de las paredes de su pueblo, a la imagen de una anciana tatuada. Ésta fue su primera experiencias que se convirtió en arte efímero por el efecto de la lluvia al utilizar el tipo de material equivocado. Pero, como él mismo declara «aprendo de mis errores», y, como buen autodidacta, no ha vuelto a ocurrirle. Desde entonces, han sido varios los muros en los que ha dejado su huella. Una de las obras más reseñables la realizó durante la cuarentena domiciliaria, en su propio jardín, con el ánimo de poner la mirada en la parte positiva de la vida y dejar de lado todo lo que veía en la televisión. Durante 18 días este artista se encargó de realizar el boceto en papel, cuadricular la imagen, montar los andamios y llevar a cabo la obra.
Su manera de darse a conocer es a través de las redes sociales. En ellas sube todo lo relacionado con su trayectoria, desde los procesos de elaboración y los resultados finales, hasta concursos o encargos. Afirma que él no pinta para vender y que para poder realizar una imagen necesita tener un vínculo emocional con aquello que ve. Christian destaca que él ha tenido que vender su arte por necesidad, pero que si su situación económica hubiera sido más alta, no lo habría hecho.
Desde luego, el dicho de «más vale maña que fuerza» pierde todo su sentido con este sagreño que, a pesar de la dificultad que entraña ser joven y artista en La Sagra, está consiguiendo hacerse su hueco y convertir su sueño en su oficio, aunque, como él mismo dice: «una obra sólo se termina cuando tú decides terminarla, pero nunca está acabada del todo». De la misma manera, este añoverano seguirá aprendiendo toda la vida y ésa es la única manera de prosperar.
Si quieres contactar con Christian, puedes escribir a chrisoulart@gmail.com