Artículo, que pretende ser una pequeña guía de viaje por el centro de Europa, más concretamente, República Checa. Consejos de un participante del programa de la Unión Europea, Servicio de Voluntariado Europeo.
En el mes de septiembre de 2016, tuve la oportunidad de ser uno de los elegidos que iba a participar en un macro programa de la Unión Europea. Todos/as conocemos el típico año de Erasmus, que parte de nuestros universitarios españoles ha vivido, pero hay más.
Dentro del proyecto de la Unión Europea, nos encontramos con una iniciativa que no será tan conocida como ese año de estudios, es el llamado Servicio de Voluntariado Europeo, en sus siglas inglesas EVS. Durante este período se busca que el/la joven pueda vivir ese año fuera de casa con una visión distinta, conocer la cultura y los lugares de la ciudad elegida.
Estas líneas, van a ser una pequeña ruta por lugares magníficos que he podido ver durante mis 12 meses en República Checa siendo EVS, para que podáis visitarlos, siendo parte de Erasmus+ o en unos días de relax con familiares o amigos.
Holesov (República Checa)
Es un pequeño pueblo al este del país que tiene una población de unos 10.000 habitantes, y creo que, si quieres conocer la cultura checa y ver un verdadero pueblo checo, esta es tu opción. La arquitectura general de la localidad recuerda un poco a la época comunista que vivió el país, encontrándote con bloques de pisos con líneas muy cuadradas. Lo bueno del lugar es la cantidad de zonas verdes que nos encontramos, lo que hace que se observen todos los colores posibles y salgas de casa contemplando las montañas en tonos naranjas de otoño, el blanco impoluto de la nieve de invierno y el verde del verano. El monumento más relevante para visitar es su castillo, el típico checo con unos jardines con estanques y dos partes diferenciadas según su estilo, el francés y el alemán. Si hay que hacer un apunte, es que vayas abrigado, porque en invierno se pueden alcanzar temperaturas de -33ºC. Un buen día para realizar tu visita, es a finales de junio, ya que se realiza un gran festival de música. Ha sido mi casa durante 12 meses, y me encantaría que todos y todas pudiérais visitarlo.
Český Krumlov (República Checa)
Este pequeño lugar del mapa europeo, se encuentra en el suroeste del país. Es una pequeña joya monumental. Está incluida dentro del listado de lugares patrimonio de la humanidad de la UNESCO. Perderte por sus calles es maravilloso, te encuentras unos edificios señoriales y monumentos que hacen que entiendas por qué está declarada con ese distintivo. Se encuentra dividida en dos partes, la parte antigua a un lado del río, y la parte más nueva, al otro. Uno de los monumentos más importantes es su castillo, de los más antiguos del país y con un ambiente bastante oscuro. Si te acercas por el castillo, intenta buscar su oso. En el foso del castillo tienen la principal atracción de la localidad, su oso pardo, que hace deleite a los turistas. Si tienes que comer en Český Krumlov, prueba el típico goulash checo, y acaba bebiendo un chupito de Slivovice o Bejerovcha, hará que entres en calor.
Praga (República Checa)
Y por último, pero no menos importante, Praga, la capital del país. Ser el centro neurálgico del país le otorga a Praga ese toque moderno, con una historia bastante antigua, lo que se puede apreciar en su población. Si antes observábamos el ejemplo del típico pueblo checo donde sus gentes son muy patriotas, en el caso de Praga observamos una típica ciudad europea, con toques modernos, pero respetando siempre su historia y su cultura. Es difícil escoger los monumentos más importantes de la ciudad, ya que hay un gran número, pero el castillo, el puente de Carlos o su plaza con el reloj astronómico, son los más relevantes y de parada obligatoria. Una de las recomendaciones para disfrutar totalmente de Praga es tomar un café en la terraza del Gran Hotel de la plaza, el precio es bastante asequible para ser un hotel de 5 estrellas, pero poder subir a su terraza desde la que se puede ver toda la plaza y ver el reloj es un privilegio. Recuerda estar en la plaza del reloj cuando las agujas marquen las «en punto», ya que hay una pequeña función de las figuras que éste posee. Por último, es obligatorio que no te vayas de Praga sin probar su dulce típico, trdelnik, un pequeño placer.