Por: Ismael Durán
Ya habréis leído de todo sobre este tema, si es que os interesa. Entiendo que no a todo el mundo el olor a gasolina y los cuatro tiempos le transporta a un universo de aceite, asfalto, y combustibles fósiles. A mí me apasiona desde que mi padre me dejó conducir mi primer coche a los 3 años. A los 3 años de haberme sacado el carné porque no había dinero para cochecitos que para eso está el transporte público, chaval.

Vienen grandes cambios respecto a este tema, al menos a nivel europeo, como ya sabréis por el petardeo informativo diario en cualquier medio. Tenemos claro que a los estadounidenses les apasiona todo aquello que suelte grasa, así que de momento se lo están pensando con una triple-bacon-cheeseburger en la mano.
Y huevo.
Total, Bruselas ha indicado que se acabó vender coches de combustión interna a partir de 2035. Que eso contamina mogollón y que el cambio climático es una realidad, y que hay que echar el freno de mano. Y la gente habla en las barras de los bares con una caña ya caliente sobre todos los problemas que esto va a traer. Y son muchos, pero… A mí lo que mas me preocupa y considero el verdadero problema de la transición a los coches eléctricos es CÓMO LE VAMOS A LLAMAR A LAS GASOLINERAS.

Es que los coches eléctricos son carísimos, dice Arturo masticando una aceituna sin hueso sabor manzanilla. Bueno, Arturo, cuando la producción de coches eléctricos se equipare a la de los de combustión, bajarán los precios de los materiales por la demanda y se igualará el precio. De hecho, ya casi estamos ahí. Este estudio de The Guardian (sorry, in english) de los costes del coche más vendido en Europa, el Volkswagen Golf, incluyendo el precio de compra, el combustible y los impuestos en 5 países, nos dice que ya es más barato la compra y mantenimiento de este tipo de coches durante los primeros 4 años.
Insisto ¡El verdadero problema es cómo llamaremos a las gasolineras! ¿Electrolineras? VENGA YA.

Pero es que no habrá suficientes puntos de recarga, me comenta Pepe dándole un sorbito al Vermú. Escucha, Pepe, la instalación de puntos de recarga está creciendo a la par que la fabricación de coches eléctricos. ¿A que no sabías que solo en la provincia de Toledo hay ya 68 puntos de recarga con 144 conectores en total? Ay, Pepe, que no te enteras.

¡Te digo una cosa, Pepe, que no tengo ni idea de cómo vamos a llamar a las gasolineras! Que no, que electrolineras, NO.
¡Con un coche eléctrico no llego ni a la vuelta de la esquina! Me espeta Joaquín, quitándole el pimiento a la banderilla porque no le gusta. Como en todo, Joaquín, hay que ver tus necesidades y comprar algo adecuado para tus propósitos. Mira, en este cuadro de ecorepost.com verás que tienes distintas autonomías según el tipo de coche. Igual los pequeñitos como el TWIZY te andan 100 kilómetros en ciudad, que el Ampera te da hasta 500 kilómetros. Que llegas a Valencia, hermoso.
Lo que sí te digo es que no pienso decir ELECTROLINERAS.

Ya, pero un coche eléctrico lleva baterías y eso contamina también y hay que reciclarlas, además de que la electricidad si se genera en una central termoeléctrica contamina muchísimo comenta Pedrito moviendo en círculos con el dedo los hielos del gintónic. Lo comprendo, le digo, pero para eso hay gente haciendo cálculos, no solo nosotros aquí en la esquina del bar. Un estudio de la Unión Europea en 2020, reveló que un coche eléctrico que utilice electricidad generada exclusivamente por una central eléctrica, alimentada con petróleo, consumiría sólo dos tercios de la energía de un coche de gasolina que recorra la misma distancia.
Para que lo entiendas, se necesita más electricidad para extraer gasolina del suelo que la que se genera y luego consume un coche eléctrico, y por tanto se contamina menos.
Pero vamos, que hay que buscar un nombre popular para las “electrolineras”. Que cuanto más lo repito, menos me gusta.
Las recargas son lentísimas ¿Y si vas de viaje y tienes que parar a recargar? ¿qué tardas, 20 horas en llegar a Murcia? comenta Roberto mientras hace ese gesto como de pintar al óleo para pedir la cuenta al camarero. No quiere volver a los años sesenta donde los viajes a la playa en un Seat Seiscientos duraban un día entero. Y no le quito razón. Pero hay varias maneras de recargar tu coche eléctrico según las necesidades y el tipo de batería de tu coche, que como siempre, son las que hay que evaluar.Lo puedes cargar en casa en un enchufe normal. Pero esto tarda entre 12 y 16 horas para una batería normal. Si no tienes prisa y la factura de la luz no te está ahogando a fin de mes, puede valer en según qué casos.
- Lo puedes cargar en casa con un punto de carga dedicado exclusivamente para esta tarea. Hay marcas de coches que te lo instalan en casa al comprar el coche, o lo puedes adquirir tú mismo. Estos se suelen usar por la noche mientras dormimos porque tardan entre 6 y 8 horas. Esta suele ser la opción mas barata de todas y la mas común si usamos el coche para ir a trabajar.
- Lo puedes cargar en estaciones públicas de recarga, que son las típicas de los centros comerciales, aparcamientos, estaciones, etc. Como tarda alrededor de 2 horas, es ideal si vas a comprar. Lo dejas enchufado y te vas a la cola de la charcutería.
- Lo puedes cargar en ¿ELECTROLINERAS? (no puedo, no puedo) o estaciones de carga ultrarrápida, cuando vas de viaje largo y que encontrarás en las autovías y en esas salidas de los pueblos que nunca cogemos porque vaya vuelta. En menos de media hora lo tendrás cargado.
Sí, es cierto, Roberto. Ya me cansa esperar cola en una gasolinera porque al de delante no le han abierto el surtidor o está pasando las trescientas tarjetas de puntos en la caja para ahorrarse cincuenta céntimos, como para esperar media hora a que termine el que va antes que tú, mas otra media hora para recargar mi coche durante un viaje. Habrá que replantearse cómo viajar.
En definitiva, todo lo anterior es pecata minuta. Para mí el verdadero problema es cómo vamos a llamar a estas estaciones de carga. Recuerdo cuando pasamos al euro, y nos costaba horrores decir 5 EUROS, con lo fácil que eran 20 duros, 500 pelas o un talego. Pero al final lo arreglamos con los pavos. 500 pavos, 1000 pavos, que es mucho mas de la calle, lo que nos gusta. Así que empecemos a pensar cómo vamos a llamar a las estaciones de carga, porque yo lo de electrolineras como que no. (Por si no había quedado claro).

Todo cambio sustancial como este en la sociedad tiene un reflejo en el vocabulario, que ha de adaptarse y evolucionar por el bien de la economía en el habla. Pregunté en Twitter (@elbicharraco, publi gratis) y entre 269 personas que respondieron a la encuesta, estos fueron los resultados. Los dos últimos me los he inventado en un alarde de creatividad para este artículo.
Vamos a ver, la palabra gasolinera tiene el significado de «relativo al combustible para automóviles» y viene del sufijo -era (relación o pertenencia) sobre la palabra «gasolina». Siguiendo la etimología de las palabras no tiene ningún sentido mantener un sufijo inventado como es -linera. Así que lo más correcto sería electricidera, que casi es peor que electrolinera. Os dejo deberes, id pensando cómo vamos a llamar a estas estaciones de carga y si dejáis un comentario con vuestra propuesta se lo pasamos a Tesla. No me veo diciendo “se ha acabado el hielo para los cubatas, pero voy en un momento a la electrolinera”. NO, HOMBRE, NO.
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