¿Cuesta de enero? ¿Qué es eso?

Como cada año, llega el mes de enero y, por tanto, llega la subida de precios de la luz, agua, gas y demás servicios, además de comenzar el periodo de rebajas

8 de enero. Lo que suele ser el primer día de vuelta a la rutina después de un periodo de fiestas y locura, de compras de Papa Nöel, amigos invisibles, Reyes Magos y cualquier otro motivo que se te pueda ocurrir durante la Navidad para tener una coartada para gastar como si no hubiera un mañana. En este preciso instante da comienzo el agobio, la preocupación y la desesperación. Carteras que tiritan, a la vez que muchas familias no pueden pagar la calefacción, y caras que juntas podrían ser dignas de Las Rimas de Bécquer. Sin embargo no hay por qué seguir temiendo, hay vida después de enero.

Sí. Tal y como lo oís, hay vida. Por mucho que la mayoría de los medios de comunicación machaquen como un martillo percutor, a base de mensajes apocalípticos y fúnebres que no hacen más que gritar a los cuatro vientos la desgracia que supone el primer mes del año y de dar una serie de consejos a diestro y siniestro sobre cómo sobrevivir a esta temida época.

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    Consejos bastante negativos por cierto, que no hacen más que crear sensación de culpa a la gente por haber derrochado o disfrutado más de la cuenta, por haber vivido por encima de las posibilidades que le tocan a la gente de a pie. “En enero hay que abrocharse el cinturón, sólo gasta lo necesario”. Este mensaje se repite en televisiones, radios, páginas web y hasta en la sopa.

Pero ¿Qué es lo necesario?

Interesante sería saber qué tipo de gastos son los necesarios, ya que un mes antes lo necesario es comprar toda clase de juguetes, accesorios y regalos que de necesarios tienen poco. Si no malgastas en la Navidad eres una especie de Grinch, el espíritu navideño no ha calado en tu fría alma. Sin embargo, después debes asumir tu derroche y aguantarte con lo poco que tienes ya que es ley de vida. Pues no. No es ley de vida que en el comienzo de 2018 suban un 6,2% de las tarifas del gas natural, dejando a gente sin poner la calefacción por haber comprado unos muñecos a sus hijos. No es ley de vida que los periodos festivos se deban de disfrutar de mejor o peor manera según tu condición económica ni lo es que el consumo se convierta en la parte central de nuestra alegría o nuestra desgracia.

    Por esto, creo que debemos comenzar el año con una reflexión, casi con un propósito de año nuevo. Este 2018 disfrutaremos, soñaremos y seremos más libres, decidiremos cómo y de qué manera gastar nuestro dinero, ya sea diciembre, enero o julio, y podremos pasar unas felices fiestas independientemente de lo que consumamos, y sobre todo conseguiremos que el mes de enero sea el mejor comienzo posible.

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