
¿Cuántas veces en tu vida has comprado un objeto nuevo porque repararlo costaba tanto como comprarlo otra vez? El capitalismo nos empuja al consumo constante; no es nada nuevo. Sabemos que, en Europa, en 2022 generamos un promedio de 17,6 kg de desechos electrónicos por persona, según el Global E-waste Monitor 2024. En España, el promedio oscila entre 10 y 15 kg, con las Islas Baleares, Castilla-La Mancha y la Comunidad de Madrid liderando en la generación de desechos electrónicos por habitante.
El reciclaje es, sin duda, una buena opción cuando necesitamos deshacernos de objetos eléctricos o electrónicos que ya no funcionan. No hay nada mejor que transformar algo inservible en algo nuevo: la magia del renacimiento.
Sin embargo, antes de tirarlos a la basura de reciclaje, podríamos intentar reparar nuestros objetos defectuosos. En el pasado, esto solía ser costoso y complicado debido a la falta de piezas de repuesto. Pero, ¡adivina qué! Este año se aprobó la Directiva (UE) 2024/1799, conocida como la ley del derecho a reparar.
Desde el 30 de julio de 2024, esta ley entró en vigor en el Parlamento Europeo. ¿Qué implica esta normativa para los consumidores y para nuestro planeta?

La directiva tiene como objetivo proteger los derechos del consumidor y cumplir con metas ambientales. Para lograrlo, obliga a los fabricantes a ofrecer reparaciones gratuitas o a un precio razonable, en un plazo adecuado, siempre que el objeto sea reparable. Además, los productores deben facilitar piezas y manuales de reparación, y se permite la subcontratación de estos servicios, lo que hará las reparaciones mucho más accesibles para las y los consumidores.
Se creará una plataforma europea en línea para encontrar talleres autorizados y localizar electrodomésticos reacondicionados. Además, las y los consumidores podrán utilizar un formulario europeo de información sobre reparación que permitirá comparar diversas opciones de reparación, promoviendo la economía circular y reduciendo los residuos electrónicos.
Estas normas buscan establecer un estándar de calidad europeo para los servicios de reparación. Por ello, todos los países de la Unión Europea tienen hasta el 31 de julio de 2026 para implementar esta normativa en sus legislaciones nacionales.
Con el derecho a reparar, la Unión Europea da un paso firme hacia un consumo más responsable. Este movimiento tiene un impacto ambiental enorme: menos aparatos desechados significa menos basura electrónica y menos contaminación. Al elegir reparar en lugar de reemplazar, ayudamos a hacer del mundo un lugar más sostenible y apoyamos a los talleres de reparación locales, fundamentales en nuestras comunidades. ¡Haz uso de este derecho y aporta tu granito de arena al planeta!
Aquí te dejamos una pequeña canción sobre la belleza de nuestro mundo para alegrar tu día. ¡Cuéntanos en los comentarios cuál fue tu ultimo gesto ecológico! 🙂
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Proyecto financiado por la Junta de Comunidades de Castilla la Mancha.
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