Europa para el mundo: hablemos de diversidad

Hace algún tiempo, habría sido imposible pensar que sería tan común que, en tu pueblo de toda la vida, en la misma calle que tú, convivieran vecinos de cuatro nacionalidades distintas. Ver en el colegio a una persona extranjera era el evento del año. Nos parecía exótico e irreal, y así como a muchos nos causaba curiosidad y encanto, a otros les provocaba rechazo y molestia. Sin embargo, con los avances del mundo, lo que antes parecía un hecho único ahora es el pan de cada día. Y como un hecho que se ha establecido como una nueva realidad, lo mejor que podemos hacer es adaptarnos, permitiendo que el cambio, con sus luces y sombras, sea lo más enriquecedor posible, y que el dolor y la incomodidad pasen a un segundo plano.

Acomodarse a un nuevo entorno puede ser tan complicado y confuso como ver costumbres por primera vez y no comprenderlas. En el proceso migratorio, todos los actores se transforman. Si bien es más complicado llegar que ver llegar, no sólo por la sensación de diferenciación, soledad o incluso desventaja que puede experimentar una persona extranjera. La sensación de que todo cambia rápidamente (y usualmente para peor, según los medios amarillistas y su historia única sobre los migrantes) puede ser paralizante y devastadora, al punto de generar miedos arraigados que terminan por transformarse en la más pura xenofobia o racismo. Pero el mundo ha sido el mundo desde siempre, y aunque separadas por clanes o kilómetros de distancia, las personas siempre hemos tenido que compartir el mismo planeta. La diferencia actual es la cercanía, la interacción, el compartir más de cerca todas esas cosas que ya existían y que nunca pertenecieron a nadie, hasta que todo se convirtió en terreno de conquista.

Es por eso que insistimos en seguir juntando, en distintos eventos, a todas las jóvenes de los diferentes espacios juveniles. A pesar de que en ellos ya conviven diversas nacionalidades, pues el espacio está abierto a todas las personas que deseen acercarse y compartir. Porque nuestra tendencia a rechazar lo nuevo, lo que no es de aquí, y señalar lo que es de allá, sigue ardiendo como una pira que intenta devorarlo todo y que se alimenta diariamente de medios inescrupulosos y de personas que promueven ideas que polarizan.

En nuestra acampada intercultural, además de compartir juegos y comidas, realizamos una reflexión acerca del significado de la palabra «cultura» y determinamos que, incluso en nuestra propia familia, cada individuo tiene una cultura diferente. Este término va más allá de una nacionalidad, unos bailes típicos y unas costumbres; se trata de agrupaciones de gustos e intereses propios, de ideologías, pensamientos y filosofías. Es el conjunto de todos los detalles y elementos que nos hacen «SER», que nos convierten en «SERES» únicos y particulares, con tantas cosas en común como diferencias. En un paseo, dialogando y entrevistando a las jóvenes asistentes, entre respuestas sinceras y joviales, descubrimos que el miedo y la desconfianza son sentimientos que se heredan y se imitan, que se absorben no solo en casa, sino también en las redes, en los supermercados y en las escuelas. Nuestra labor es ser esa fuente de información, ese parque de juegos y ese laboratorio de experimentación donde encontrar lo contrario: donde humanizar lo ajeno o extraño, y donde absorber ejemplos de otra realidad que termina por transformar nuestra manera de percibir el mundo.

A lo largo del día, entre actividades y talleres, las micro-entrevistas y fotografías que realizamos construyeron un hermoso tapiz de impresiones, voces y pensamientos. Esto nos permitió, una vez más, confirmar que los grandes cambios empiezan desde lo más pequeño, como la semilla que se convierte en roble. Aunque las jóvenes tienen mucho camino por recorrer e infinidad de temas por aprender, nosotras también debemos seguir aprendiendo de ellas, recordando aquella flexibilidad y compasión con la que todas las personas vinimos al mundo. Con ello, un cuadro:

Y, como no, un altavoz para esas voces que nos acompañaron:


También pudimos apreciar que muchas de nuestras impresiones se alejan drásticamente de la realidad de los datos, simplemente porque en las redes y en los medios nos venden la sensación de que está sucediendo algo distinto a lo que realmente está ocurriendo. Así, para contrastar esta percepción y seguir impulsando el sentimiento de apertura y la interculturalidad, preparamos una publicación llamada «Desmontando Mitos Sobre la Migración en España» para compartir en nuestras redes sociales (y que dejamos a continuación), además de este artículo que recoge los frutos de este proyecto.


Ahora, después de leernos ¿qué sensación te queda en el cuerpo y que datos has contrastado en tu mente? Cuéntanos en los comentarios.

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